Evangelio según San Lucas 17,1-6

sábado, 10 de noviembre de

Jesús dijo a sus discípulos: «Es inevitable que haya escándalos, pero ¡ay de aquel que los ocasiona! Más le valdría que le ataran al cuello una piedra de moler y lo tiraran al mar, antes que escandalizar a uno de estos pequeños. Por lo tanto, ¡tengan cuidado! Si tu hermano peca, reprendelo, y si se arrepiente, perdonalo. Y si peca siete veces al día contra vos, y otras tantas vuelve a vos, diciendo: “Me arrepiento”, perdonalo». Los Apóstoles dijeron al Señor: «Aumentanos la fe». Él respondió: «Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: “Arrancate de raíz y plantate en el mar”, ella les obedecería.

 

Palabra del Señor

 


P. Héctor Lordi sacerdote de la Orden de San Benito

 

Jesús hoy nos da recomendaciones sobre tres cosas: el escándalo, el perdón y la fe.

 

Sobre el escándalo. Podemos ser ocasión de escándalo para los demás, con nuestra conducta. No somos islas. Influimos en bien o en mal sobre los demás. Si hay personas débiles, y nos ven a nosotros dar mal ejemplo, estamos influenciando en ellas para mal. Pasa también en la familia. Los hijos siguen muchas veces los ejemplos de los padres. Si una familia está dando testimonio de vivir en cristiano, amando y sirviendo, está influyendo en la vida de los suyos. Da un buen testimonio. Y hará mucho bien a sus hijos. Siempre arrastra más el ejemplo que las palabras. Pero si la familia se acomoda a los criterios de este mundo: no confiés en nadie, no ayudés a nadie que ya tenemos bastantes problemas, no te metás, no te comprometás, pensá solo en vos. Con esos signos egoístas podemos influir para mal, para que otros hagan lo mismo.

 

Sobre el perdón. El perdón es una manifestación del amor. Podemos decir: decime cuanto perdonás y te diré cuánto amás. A mayor perdón mayor amor. Una persona que perdona mucho es porque ama mucho. A todos nos cuesta perdonar. Pero el perdón más que un sentimiento es una decisión. A veces no se siente nada. Pero tomo la decisión de perdonarte para estar en paz. El que no perdona se queda con todo el veneno adentro y nos hace mal, nos roba la paz y la alegría. Dios nos perdonó mucho. Por eso debemos perdonar mucho, como dice el dicho: nobleza obliga. Al experimentar que Dios me perdona mucho, eso me impulsa a perdonar a los demás.

 

Sobre la fe. Para poder cumplir esto que estamos diciendo, tendremos que decirle al Señor, como los apóstoles: “Aumentanos la fe”. Tendremos que rezar y pedir a Dios el don de la fe. Porque solo con criterios meramente humanos no tendremos fuerzas para evitar el escándalo y para cumplir lo del perdón a los demás. Que Dios aumente nuestra fe para tener fuerzas y perdonar siempre. Humanamente es muy difícil, por eso le pedimos que nos ayude con su gracia, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén.

 

 

Oleada Joven