Evangelio según San Lucas 19,41-44

miércoles, 21 de noviembre de
image_pdfimage_print

Cuando estuvo cerca y vio la ciudad, se puso a llorar por ella, diciendo: “¡Si tú también hubieras comprendido en este día el mensaje de paz! Pero ahora está oculto a tus ojos. Vendrán días desastrosos para ti, en que tus enemigos te cercarán con empalizadas, te sitiarán y te atacarán por todas partes. Te arrasarán junto con tus hijos, que están dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has sabido reconocer el tiempo en que fuiste visitada por Dios”.

 

Palabra de Dios

 

 


Padre David Pintos sacerdote de la Diócesis de San Ramón de la Nueva Orán

 

 

Una vez más el Evangelio nos ilumina en nuestras vidas y nos enseña cosas muy importantes para tener en cuenta. Seguramente muchos de nosotros nos hemos equivocado y nos hemos lamentados por ciertas cosas. Y sufrimos muchas veces por responsabilidad nuestra, muchas veces nosotros creamos nuestras lamentaciones. ¿Por qué? Por descuidos, por egoísmo, por cerrazón, por falta de interés, por frialdad. Cuantas veces, díganme, nos han dicho “tene cuidado”, “fijate mi hijito”, “pórtate bien”, “mira lo que estás haciendo”, “no lo hagas”, “después te vas a arrepentir”… y así. Y ¿después que lo hacemos? Es muy tarde. No se puede volver atrás y tenemos que asumir las consecuencias. Sabemos que si hay algo que no se puede cambiar es el tiempo pasado. Sólo tenemos el presente y lo tenemos que vivir bien.

 

Cuando no hacemos algo de lo que teníamos que hacer, no sólo sufrimos nosotros, sino que también sufren los que nos aman, sufre toda la humanidad. Hoy vemos a Jesús que llora por Jersulen, llora porque la misma Jerusalen no aceptó las atenciones de Dios por ella, Jerusalen se hizo la ciega y sorda ante la presencia de Dios. Pensemos también nosotros ¿cuántas veces hicimos sufrir a los que nos aman? ¿Cuántas veces nos hicieron atenciones y se preocuparon por nosotros y les fuimos indiferentes? ¿Cuantas veces? Yo les digo una cosa: corten con esa cerrazón e indiferencia. Corten con tanto egoísmo y soberbia. Córtenla porque después será demasiado tarde. Ahora que pueden mejoren. Aprovechen. Y no hagan sufrir a los que los aman y quieren verlos bien. Porque todos tenemos a esas personitas que nos quieren, de una u otra forma siempre tenemos a alguien. Y si dicen que no tienen a nadie ahí esta el mejor, Dios que es el primero que nos ama.

 

Hoy podemos hacer un lindo propósito: De valorar todas las atenciones y no hacer sufrir nunca a las personas que nos aman. Que Dios nos regale esa gracia muy importante para nuestras vidas. 

 

Oleada Joven