Oh dulce Jesús, Maestro de Vida Eterna,
que me has llamado a proclamar con mi vida
los misterios de tu vida,
dame la gracia de responder
a esta vocación con dedicación
y plena conciencia de que
soy portavoz de tus palabras y obras
que hacen arder el corazón.
Sagrado Corazón de Jesús, corazón de catequista,
en Vos confío.
Amén.
Alfredo Vitale