Señor, Dios mío, única esperanza mía, haz que cansado nunca deje de buscarte, sino que busque tu rostro siempre con ardor.
Dame la fuerza de buscar, tú que te has dejado encontrar, y me has dado la esperanza de encontrarte siempre nuevo.
Ante ti están mi fuerza y mi debilidad: conserva aquélla, ésta sánala. Ante ti están mi ciencia y mi ignorancia; allí donde me has abierto, acógeme al cruzar el umbral; allí donde me has cerrado, ábreme cuando llamo.
Haz que me acuerde de ti, que te entienda, que te ame.
Amén
San Agustín