Lindo día feo

viernes, 17 de agosto de
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Levantarse por la mañana y encontrarse con que llovió durante toda la noche, y que todavía siguen cayendo algunas gotas, suele ser algo impactante. Sobretodo en invierno, que las lluvias escasean. Te guste más o menos la lluvia, en algo te cambia los planes. Caminás por lugares diferentes, sacás el paraguas de vaya a saber dónde lo dejaste la última vez, y hasta te vestís distinto.

 

Foto: Liniers


Todo tiene un sabor especial cuando llueve. Además del olorcito único de la lluvia en el pasto, hasta el asfalto cambia. Los pájaros cantan distinto y hasta uno se dispone de una manera diferente. Llegar unos minutos tarde, la ropa un poco desaliñada, el pelo con un poco de frizz…. todo esto está permitido en un día de lluvia. Un cafe humeante o unos buenos mates para empezar el día o hacerse un parate también.

 

En éstos días es más facil experimentar que no podemos todo, que es imposible tener el control sobre las cosas y menos sobre nuestros sentimientos y afectos. Uno puede hacer lo mejor (y eso está muy bueno) pero siempre surgen imprevistos, la vida fluye y no la podemos atrapar. Y entre las cosas que no podemos dominar está la naturaleza, y el mismo Dios. El que sopla y da vida se escapa de nuestros esquemas, si intentamos atraparlo con nuestros razonamientos se esfuma, y a la vez es tan cercano que nos habita en la intimidad más profunda de nosotros mismos.  


Me gusta, porque hoy es un día como cualquier otro; pero a la vez todo es diferente. Hoy es esos lindos días feos. ¡Qué lo disfrutes!.

 

Foto: Liniers

 

De nuestra redacción

Milagros Rodón

 

 

Oleada Joven