Éste es el precipicio.
Éste es el vacío sobre el cual hay que saltar no una vez, sino con frecuencia.
Crees o no crees.
Lo tomas o lo dejas.
Descendiendo todos los peldaños, al final te quedas sin ningún pasamano sólido, sin ninguna prueba empírica, sin ninguna explicación que aclare, sin ninguna evidencia que tranquilice…
A este vacío de pruebas, razones y evidencias es al que tienes que saltar, y no una sola vez.
Éste es el gran momento de la Fe.
Aquí radica el valor y mérito de la Fe.
Ésta es la Fe adulta, pues te quedas sin soportes y tienes que dar el salto de pie, sin apoyos.
Nadie ni nada podrá quitarte el miedo al salto.