Dónde encontrarte

jueves, 20 de diciembre de
image_pdfimage_print

 Nos decía San Anselmo

 

“Arriba, tú, hombrezuelo. Huye un poco de tus ocupaciones. Entre un instante en ti mismo apartándote del tumulto de tus pensamientos. Arroja lejos de ti las preocupaciones que te agobian y aparta de ti las inquietudes que te oprimen.  

 

Búscate tiempo para Dios y descansa. Habla con Dios, y dile con todas tus fuerzas: Quiero, Señor, buscar tu rostro. Señor mío y Dios mío: enseña a mi corazón dónde y cómo tengo que buscarte, dónde y cómo puedo encontrarte.”

 


Creo que esta oración marca un poco la sintonía de estos días. Muy propicio para el tiempo de Adviento puede ser este ejercicio: saber buscarse un ratito sin hacer nada en absoluto, sino simplemente encontrarnos en nuestro interior. Tiempos cortitos, sencillos, donde poder ir rumiando el tema. Poder decir aquello del Salmo 130 “mi alma espera al Señor más que el centinela a la aurora”.

 

Adviento significa “el que está viniendo”, Adviento es tiempo de espera, por tanto al comenzar este tiempo debemos preguntarnos  “¿qué es lo que realmente espero, lo que yo anhelo en el fondo de mi corazón para mi vida, para mi familia? ¿qué es lo que podría llenar mi vida en este momento? ¿qué es lo que me está haciendo falta?”… tratando de ser muy sincero consigo mismo y responder. E ir repitiendo también esa sencilla oración: “Ven, Señor Jesús”, “ven a nuestro corazón, ven a nuestras debilidades, a nuestro país, a nuestro mundo tan vacío, tan huérfano, tan necesitado de tu ternura”.

 

P. Ángel Rossi  SJ

 

 

 

Oleada Joven