Dame, Señor, un corazón que piense en Ti, un alma que te ame, una mente que te contemple, una inteligencia que te entienda, una razón que se adhiera con fuerza a Ti, y te ame con sabiduría.
Oh vida, por la que viven todas las cosas, vida que me das la vida, vida que eres mi vida, vida por la cual vivo, sin la cual muero, vida por la cual he resucitado, sin la cual estoy angustiado, vida vital, dulce, amable, vida inolvidable.
¿Dónde estás, dónde te encontraré para morir a mi mismo y vivir en Ti? Permanece cercano a mí en el alma, cercano en el corazón, cercano en la boca, cercano con tu auxilio, porque estoy enfermo, enfermo de amor, porque sin ti muero, porque pensando en Ti, vuelvo a vivir.
Amén
San Angustín