¡No le perdamos el rastro!

miércoles, 12 de marzo de

Para que no le perdamos el rastro y podamos descubrir Su presencia a lo largo del día y Su voluntad para nuestras vidas, al terminar la jornada, durante 15 minutos hay cinco pasos tradicionales que San Ignacio propone:


1. Dar gracias: Hay que comenzar el ejercicio con la convicción de que todo es un don que Dios te ha hecho. Se lo debes todo. Debes reconocer sus dones. Debes darle gracias.


Cuando se evoca con frecuencia este sentimiento de gratitud, se convierte en una actitud que te acompañará todo el día. Irás experimentando que todo es don. Esta convicción puede transformar toda tu vida en agradecimiento.


¿Cómo se hace? (…) Agradécele a Dios todo, pero especificando lo dones del día que acaba de terminar. Al repasar los acontecimientos del día puede que descubras dones de Dios, de los que no te habías dado cuenta.


2. Pedir luz: No te será posible ver claramente lo que Dios está haciendo en vos o lo que pasa en tu interior, solamente con los ojos y la mente humanos. Para ello necesitas luz divina. Dependes de la gracia de Dios para todo, pero sobre todo cuando se trata de tus relaciones con Dios mismo.



¿Cómo se hace? Pídele al Espíritu luz para que te haga ver cómo él te ha dirigido desde la mañana a través de todos los acontecimientos, personas, etc.


Pídele, ser sensible a sus dones, a su paz, amor , amabilidad, gozo, paciencia, fidelidad, autocontrol.


Pídele conocer mejor tus actitudes negativas que son signos claros de tu falta de respuesta a la voluntad y amor de Dios, a saber: ansiedad, inquietud, ira, envidia, resentimientos.


3. Examinar tus experiencias y acciones: Escucha al Señor y deja que te diga El mismo dónde te salió al paso, te dirigió, estuvo presente ante ti. No te esfuerces por recordar cosas, deja que ellas se te presenten.



¿De qué manera estaba Dios presente en ellas? ¿Te has comportado siempre como se comportaría Cristo? ¿Has desperdiciado oportunidades de servir o hacer algo por la gloria de Dios? ¿Hay algo en lo que Jesús no es todavía mi Señor?


4. Manifestar arrepentimiento: Al ser consciente de la falta de correspondencia al amor del Señor, surgirán en vos algunos sentimientos:


• Tristeza por tus pecados y a la vez asombro de que Dios te ofrezca siempre su perdón.


• Creciente desconfianza en vos y firme confianza en Dios.


• Reconocimiento humilde de tus debilidades y un sentido de profunda alegría y gratitud de sentirte salvado/a por Cristo.


¿Cómo se hace? Hallarás siempre ha has tenido actitudes egoístas, de acción u omisión, que demuestran tu falta de respuesta al amor del Señor. Manifiesta tu arrepentimiento por todo ello, el deseo de ser cambiado. Ábrete al amor que cambia.

 


5. Proponerte ser, y obrar mejor:


• Has de tomar la determinación de mantener tu espíritu lleno de agradecimiento, y de deshacerte de todo planteamiento que se interponga entre Dios y vos.


• Adopta una gran apertura para aceptar todos los desafíos que Dios pone ante vos.


¿Cómo se hace?


• Toma conciencia de lo que ahora mismo sientes: tristeza, desánimo, miedo, esperanza, agradecimiento ¿por qué?


• Pide la gracia de reconocer los caminos por los que el Señor te llama en cada situación, de ahora en adelante, y de responder a su llamado con fe, humildad y audacia creciente, sobre todo si te llama a un cambio doloroso en alguna área de tu corazón.


• Pide que te llene de esperanza y optimismo, sabiendo que Cristo ha resucitado victorioso sobre el pecado y sobre la muerte. Termina con una oración, con un Padre Nuestro.



Fuente: Encontrar a Dios en todas las cosas

 

Oleada Joven