Un día como mil años

lunes, 30 de junio de
image_pdfimage_print

He sido testigo en mi vida y en la de muchos hermanos de las numerosas vueltas que damos para dar finalmente o a partir de ahí, con el comienzo de lo que “siempre soñamos”. Tantas, pero tantas vueltas, como los rulos de una montaña rusa, con sus subidas y bajadas en el ánimo, con sus tirabuzones de sensaciones; de adentro hacia afuera y de afuera para adentro, encontrándonos con personas con las que vamos construyendo y  muchas veces destruyendo un caminito que busca eso tan profundo  que nos hace sentir “plenos”.


Definitivamente  creo que esa búsqueda, es la de estar cara a cara con Jesús, con su amor, que nos hace realmente felices.


Esta búsqueda que tan compleja se vuelve, después de un tiempo de estar en esa montaña rusa, descubrimos que era más simple de lo que pensábamos y nos encontramos frente a la posibilidad más concreta de ver realizado nuestros anhelos.


 Y es ahí cuando  nos decimos “cuánto tiempo perdido”.


Y quiero decirte que no, que el tiempo en esta  búsqueda de la felicidad no es perdido, que las vueltas que damos, si nos llevan a Él, no son “sin sentido” sino:  el aprendizaje  de pequeños pasos para  ir acercándonos un poco, a la mayor y más plena conquista que es el encuentro con “Él amado”.


Todas las metas de nuestra vida son reflejo de lo que será ese momento, nada de todo lo que esperamos o buscamos es más importante  que aquel instante. Por eso te invito a que la búsqueda o la espera de una relación fuerte,  una vocación, un trabajo, u otras búsquedas y esperas sean confiadas y  mirando tu vida lleno/na de esperanza de que Él nunca te defraudará, que tus sueños, son sus sueños, que siempre te dá lo que necesitas y podes abrazar en cada  tiempo preciso de tu vida.


Y si un día llegas a alcanzar eso que tanto querías, y sentís que es tarde ó que costó demasiado, te invito a volver a este pasaje de esta carta de Pedro:


“Pero, amados, no ignoren esto: que para el Señor un día es como mil años, y mil años  como un día. El Señor no se tarda en cumplir su promesa..”  2 Pedro 3, 8-9


Gracias por confíar y caminar!


Ánimo todavía hay mucho por recorrer!


MArce

 

Marcelo Arce Jones