Sofía parte de misión a Ecuador: “Sentía que Dios ahí me necesitaba, con mis miserias y virtudes”

lunes, 7 de enero de
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07/01/2019 –  Sofía Ambort tiene 24 años, es de San Carlos Centro, una localidad de poco más de 11.000 habitantes en la Provincia de Santa Fe.  Mientras realiza el profesorado de matemáticas, recibió la gran noticia: en enero del 2019 se irá de misión durante un año y dos meses a Ecuador como misionera de Puntos Corazón. Interrumpirá sus estudios y su trabajo como niñera, respondiendo a la llamada de ” ser en la vida de los que sufren, una presencia de compasión”. Ella misma, nos comparte su historia.

 

En el año 2015, por gracia de Dios, conocí el Movimiento Misionero “Puntos Corazón”; en ese momento, Dios había permitido cambios inesperados en mi vida, plantándose con sus planes y dejando a un costado los míos. Él, vino a sembrar en mi vida el don del entendimiento, el que me llevó poco a poco a comprenderlo todo y en los tiempos de Dios, fue dando sus frutos. Fue ese don el que me hizo ver más claro lo que Dios preparó hoy “para mí” siendo yo nada, pero a su vez todo bajo su mirada.

Pasado un año, empiezo a formar parte un una fundación llamada “Spinola Solidaria”, la cual hacia unos meses antes me habían invitado a formar parte y yo por no sentirme lista, decidí esperar un tiempo.

Con este mismo movimiento es que tuve mi primera experiencia misionando 20 días en Paraguay. Terminada la misión, la que fue muy trascendental en mi vida, algo permanecía dentro de mí constantemente, y eran esos rostros, esa necesidad de velar por las heridas de Cristo que se abrían en la vida de los que sufren, sumergidos en la falta de alimento, de equidad, de amor, de esperanza. Yo sentía muy profundamente que Dios ahí me necesitaba, con mis miserias y virtudes, era en ese lugar donde yo podía serle útil, dando todo eso que Él mismo me regaló, porque venimos de Dios y volvemos a Dios, siempre.

Tanto atravesó mi vida esta sed de sanar sus heridas, que me llevó a frenarlo todo, para poder escuchar a Dios, y así comprender esto que habitaba dentro de mi alma permanentemente, y que pasado el tiempo se mantenía con la misma intensidad.

Con el testimonio de dos ex-misioneros y con mucha (pero mucha) oración sentí este gran llamado de ser en la vida de los que sufren, una presencia de compasión, de esperanza, comprendiendo que no soy yo sino Dios en mí valiéndose de “mis” virtudes, de “mi” entrega y de “mi” fe.

En este camino, y hasta el día de hoy, he atravesado por grandes pruebas, las que me llevaron a cuestionarme hasta dónde soy capaz de dejarlo todo por seguir a Cristo. Fue la Palabra de Dios, y los Ejercicios Espirituales de San Ignacio, los que me ayudaron a atravesarlas con perseverancia, comprendiendo que cuando Dios llama no necesitamos mirar atrás, porque todo queda en sus manos y providencia.

No es mi preocupación dejar familia, trabajo, estudio, amigos por hacer la voluntad de Dios, porque eso no sería caminar hacia el Reino prometido.

Hoy felizmente puedo compartir que el 20 de Enero estaré partiendo de misión a Ecuador con Puntos Corazón durante 14 meses (Dios mediante), a hacer brotar este carisma tan hermoso que me permite caminar con, en y para Dios.

Mi alma camina al encuentro en estas humildes palabras de San Ignacio de Loyola “Toma Señor y recibe (…) cuanto soy y tengo. Tú me lo diste, a ti Señor, te lo devuelvo”.