Ante tanto Amor, Padre, me quedo sin respuesta
y experimento miedo de no responder.
Me vencen mis egoísmos y no me siento digno
de estar a tu lado ni de entrar en tu Casa.
El regreso se me hace cuesta arriba y
mis fuerzas desfallecen.
Dame la paciencia y el valor de abandonarme
en tus Manos y dejarme conducir por tu Espíritu.
Sé que no puedo, pero confío en
tu Gracia y en tu Misericordia.
Enciende mi corazón y llénalo de amor
para que el camino de regreso a tu Casa sea
movido por verdadero amor más que
por intereses egoístas y necesidades,
pues aunque no hubiese cielo te quisiera.
Fuente: Un rincón para orar