“¡AY DE TI, COROZAÍN! ; ¡AY DE TI, BETSAIDA!”…

viernes, 3 de octubre de
image_pdfimage_print

Cada uno espera segar lo que siembra.
Dios nos juzgará según los dones que ha sembrado en nuestros corazones.
Dios nos pedirá cuentas de las posibilidades que ha sembrado en nuestras vidas.
“Al que mucho se le ha dado, mucho se le pedirá”.
“Al que poco se le ha dado, poco se le pedirá”.
Cada oportunidad es una exigencia.
Cada gracia es un una exigencia.


No todos hemos tenido las mismas oportunidades.
No todos hemos tenido las mismas posibilidades.
Por eso, no todos podemos tener las mismas responsabilidades.
No a todos se nos pedirán los mismos frutos.


No todos respondemos de igual manera a los dones de Dios.
No todos respondemos de igual manera a las posibilidades que Dios nos ofrece.
Hay quienes hemos recibido mucho.
Y hay quienes han recibido menos.
Hay quienes han tenido más posibilidades.
Hay quienes han tenido menos.
Corozaín y Betsaida fueron testigos de los milagros de Jesús.
Y no respondieron a su llamada.
Tiro y Sidón, como ciudades paganas, apenas pudieron escuchar su palabra.
Y es posible que si hubiesen tenido las mismas oportunidades, se hubiesen convertido.

Los dones de Dios son otras tantas exigencias.
Los dones de Dios son otras tantas oportunidades.
Los dones de Dios son otras tantas exigencias de respuesta.


Jesús se lamenta de la falta de respuesta:
de aquellos que lo tenían diariamente a la mano.
de aquellos a quienes se les ofreció primero el Evangelio.
de aquellos a quienes se les ofreció primero el Reino.


Jesús se lamenta de la dureza del corazón:
De quienes lo tuvieron a su lado.
De quienes fueron testigos de su palabra.
De quienes fueron testigos de sus milagros.
De quienes fueron testigos de su gracia de conversión.


Una llamada a cada uno e nosotros.
Cada uno somos testigos de los dones que ha recibido.
Cada uno somos testigos de las posibilidades de conversión de nuestro corazón.
Cada uno somos testigos de las veces que ha llamado a nuestro corazón.
Cada uno somos testigos de las veces que tocado a nuestra puerta.
Cada uno somos testigos de las posibilidades que nos ofrece la Iglesia.


Y cada uno somos testigos:
De nuestra respuesta a Dios.
De nuestra respuesta al Evangelio.
De nuestra respuesta al Jesús que se da cita cada domingo y aún cada día de la semana.
De nuestra respuesta a las posibilidades que nos ofrece la comunidad parroquial.
De nuestra respuesta a las posibilidades que nos ofrece nuestra comunidad religiosa.
De la respuesta a las posibilidades que nos ofrecen nuestros hermanos.


Dios nos juzgará por lo que nos ha dado.
Dios nos juzgará por los donde de gracia que nos ha regalado.
Dios nos juzgará por la respuesta que cada uno hemos dado.
Dios nos juzgará por lo que hemos hecho con su gracia.
Dios nos juzgará por el amor que nos ha tenido.
Dios nos juzgará por nuestra respuesta al amor que nos reveló en la Cruz.


Señor: soy puro don tuyo.
Señor: cuántos dones has sembrado en mi.
Señor: confieso que tengo miedo a cuántas semillas se han perdido.
Señor: confieso que tengo miedo a cuanta santidad se ha perdido.
Señor: sigue derramando tus dones y dame la gracia de la fidelidad.


 R.P. Clemente Sobrado C.P.

 

Miguel Aedo