La espera de los pastores

lunes, 15 de diciembre de

“El pobre no descuida aquello en donde tiene puesta su esperanza.

 

Las poquitas cosas que tiene son muy cuidadas. No avaramente, sino como quien siente la responsabilidad de lo que tiene porque le fue dado. No lo lleva con el descuido del rico, que consigue las cosas sin mayor sacrificio, y al que, de perdérsele algo ni se entera, cargado como está de cosas (y muchas superfluas). El pobre para conseguir eso poco que es suyo, ha tenido que trabajar mucho. Y si algo se le pierde, lo siente, porque hace a su vivir cotidiano.

 

Lo más valioso que tiene es su esperanza, de ahí que la cuide tanto. Con ella puede celebrar ya, lo que le será dado después. A él no le fueron dadas cosas materiales, se le dio la esperanza en Alguien que va a colmar su vida infinitamente. Por eso, más que estar atento a ver si aparece algo que lo salve (lo cual sería momentáneo), lo está si aparece Alguien que salve su situación para siempre. Así se lo confirma el Ángel: «Les traigo una buena noticia, una gran alegría: hoy, les ha nacido un Salvador». Ha nacido un Pobre que enriquece infinitamente la esperanza de los pobres. Allí, donde pusieron su esperanza con tanto cuidado, resguardándola de la intemperie.

 

Vayamos, pues, nosotros también, y veamos lo que el Señor quiere mostrarnos. Aquello que ha sucedido, y su llegada estuvimos cuidando. Eso sí, no descuidemos de llevar con nosotros, toda nuestra capacidad de maravillarnos.” 

 

Javier Albisu

 

 

Fer Gigliotti