Evangelio según San Juan 3,1-8

lunes, 6 de abril de
image_pdfimage_print

Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, que era uno de los notables entre los judíos. Fue de noche a ver a Jesús y le dijo: “Maestro, sabemos que tú has venido de parte de Dios para enseñar, porque nadie puede realizar los signos que tú haces, si Dios no está con él”.

 

Jesús le respondió: “Te aseguro que el que no renace de lo alto no puede ver el Reino de Dios. Nicodemo le preguntó: “¿Cómo un hombre puede nacer cuando ya es viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el seno de su madre y volver a nacer?”. Jesús le respondió: “Te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.

 

Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: ‘Ustedes tienen que renacer de lo alto’. El viento sopla donde quiere: tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu”.


Palabra de Dios


 



P. Gustavo Gatto Asesor de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Villa María


 

Comenzamos la semana con Jesús, viviendo éste tiempo Pascual para descubrir los brotes de Jesús Resucitado en nuestras vidas, en el mundo que nos rodea y en los demás.

 


Hoy nos encontramos con el hermoso pasaje del evangelio de Juan, en el encuentro de Nicodemo con Jesús. Nicodemo era un hombre grande de años muy notables,  era un fariseo con muchas seguridades,  era exitoso, bien visto, pero buscaba… algo le faltaba, su corazón aún no estaba lleno, buscada a Jesús,  necesitaba a Jesús.   Y que Jesús le responde: “¡Hay que Nacer de Nuevo!”


Nacer de nuevo, significa que la vida no nos viene de nosotros mismos,  que la vida nos viene de Dios,  que no importa la edad que tengamos (como dice la canción). Pero, para nacer es necesario morir,  precisamente morir a nuestras seguridades y morir aquellas realidades que muchas veces estamos anclados. Nacer del agua y del Espíritu es nacer de la gracia de Dios y de su amor.


Eso es lo que Jesús quiere hacer todos los días,  pero, sobre todo en este tiempo de Pascua. “Abrir el corazón, nacer de nuevo.”


Que Dios nos dé un corazón nuevo y nos haga hombres y mujeres nuevos.


 

Radio Maria Argentina