Solo puedo alabarte Señor.
Porque vos creaste todo lo que existe.
Porque diste vida al hombre,
para que disfrute de todo lo que habías creado y lo cuide.
Porque en la inmensidad de ese amor que sos,
diste al hombre un corazón necesitado, frágil, y con la urgencia de amar.
Amar al extremo, como vos amas a todas tus criaturas, y por ese amor tan pleno y puro diste al hombre la libertad, para que con ella y por su propia voluntad te correspondiera en ese amor.
Solo puedo alabarte y darte gracias, ¡Oh Dios mío!
Porque nada escapa de tu mirada compasiva y misericordiosa.
Porque nos mueves a vivir, nos renuevas cada día, nos das la fuerza para abrazar las cruces que nos pone la vida cotidiana.
Alabado seas Señor, y te adoro con toda mi vida.
Porque tu amor sana, tu amor elimina temores, tu amor rompe barreras, tu amor libera el alma y la resucita de la muerte del pecado.
Porque te hiciste como nosotros, para salvarnos de nosotros mismos.
Porque nos has hecho tus hijos, para amarnos, cuidarnos y protegernos.
¡No puedo mas que alabarte!
Por tu inmensidad y tu poder, por tu amor y tu misericordia, por la felicidad y plenitud que nos das cada vez que te encontramos.
Y te haces pequeño para que te encontremos en lo simple.
Te alabo Señor, te alabo con todas mis fuerzas.
Natalí Armendía.-