Evangelio según San Mateo 21,33-43.45-46

lunes, 17 de marzo de
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Escuchen otra parábola: Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero.

Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos. Pero los viñadores se apoderaron de ellos, y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo apedrearon.

El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número que los primeros, pero los trataron de la misma manera.

Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: ‘Respetarán a mi hijo’.Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: “Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia”. Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron.

Cuando vuelva el dueño, ¿qué les parece que hará con aquellos viñadores?”. Le respondieron: “Acabará con esos miserables y arrendará la viña a otros, que le entregarán el fruto a su debido tiempo”.

Jesús agregó: “¿No han leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos?Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos”. 


Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír estas parábolas, comprendieron que se refería a ellos. Entonces buscaron el modo de detenerlo, pero temían a la multitud, que lo consideraba un profeta.


Palabra de Dios




 


 P. Gustvo Gatto Asesor de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Villa María


¡Hola queridos amigos y amigas de la Oleada Joven!Hoy el Evangelio de Mateo nos presenta una parábola, donde Jesús, a través de la parábola de este hombre que tenía una viña y que se la dejo a su hijo, y que vinieron unas personas y se apoderaron de la viña y mataron al hijo, nos está hablando de si nosotros aceptamos o no aceptamos la salvación.


Sería muy fácil pensar que Jesús solo le habla a los Judíos, fariseos de la época de Él, o hacer solo una interpretación histórica de este texto y olvidarnos que el Evangelio siempre nos interpela a cada uno de nosotros.


Esta parábola de las viñas nos hace la pregunta de si estamos aceptando a Cristo como nuestro amigo, como nuestro salvador, si estamos en la viña del Señor o si muchas veces con nuestras actitudes o con nuestros gestos nos convertimos en estos salteadores que le robamos la vida, que robamos la gracia, que no permitimos que Jesús sea el Señor de nuestras vida.


Por eso apliquémonos a nosotros mismos esta parábola, estamos llamados a ser Hijos en el hijo en la viña, estamos llamados a ser, a participar en la viña. Muchas veces nos convertimos en aquellos que nos apoderamos de la viña.


¡Que tengas una buena semana!

 

Oleada Joven