Evangelio según San Juan 10,22-30

martes, 13 de mayo de
image_pdfimage_print

 

Se celebraba entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno, y Jesús se paseaba por el Templo, en el Pórtico de Salomón.

Los judíos lo rodearon y le preguntaron: “¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso? Si eres el Mesías, dilo abiertamente”. Jesús les respondió: “Ya se lo dije, pero ustedes no lo creen.


Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí, pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen.Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. El Padre y yo somos una sola cosa”.


Palabra de Dios





 Monseñor Fernando Maletti Obispo de la Diócesis de Merlo – Moreno

 

Queridos muchachos y chicas, queridos jóvenes, hoy leemos en el evangelio el consuelo tan profundo nos dan las palabras de Jesús, que nos dice:


“Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de Mí, pero ustedes no creen porque no son de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen”


El mismo Jesús quiere tenernos en sus manos y nos asegura que nadie nos arrebatará de allí, diversas circunstancias nos pueden hacer tambalear muchas veces, porque la vida no esta exenta de tormentos, dolores, pero sepamos que podemos atravesar todo lo que nos pase en la vida sostenidos por las manos de nuestro buen pastor, y esto esta ratificado por el mensaje que hoy también nos da la virgen de Fátima en su día, hoy es Nuestra Señora de Fátima, aquella aparición.


Ya faltan pocos años en el año 2017 para que sea un siglo de esta aparición de la virgen a los pastorcitos de Fátima, que eran 2 niñas y 1 niño, en Fátima de Portugal y ahí, ¿en que insistió la virgen? En la importancia de la oración, por eso el lugar se convirtió en un centro grande de peregrinación a donde acuden fieles de todo el mundo ahí en Fátima.


También entonces hoy queridos hermanos y hermanas, queridos muchachos y chicas, pongámonos nuevamente en las manos de la virgen, en las manos de María, nuestra madre, nuestra capacidad de abrir el corazón a nuestros hermanos y a Dios, pero nada en la vida, lo podemos hacer sin la oración, porque la oración es la fuerza del hombre y es la debilidad de Dios, en la oración siempre encontramos la posibilidad de una comunicación filial y reverente con Dios y estos 3 niñitos frágiles, inocentes encontraron en la mano de la virgen, la posibilidad de nutrirse de ello y decirle al mundo que sin la oración no puede haber ningún cambio que sea positivo.


Que importante que hoy y siempre, de un modo particular en este tiempo pascual sepamos estar en las manos de Jesús resucitado, el nos habla y nos dice: “No teman, yo he vencido al mundo”.


Que el Señor los bendiga, los acompañe los ayude les de la gracia que más necesiten.

 

Oleada Joven