Evangelio según San Juan 16,5-11

lunes, 26 de mayo de
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En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Ahora me voy al que me envió, y ninguno de ustedes me pregunta: ‘¿A dónde vas?’. Pero al decirles esto, ustedes se han entristecido.

Sin embargo, les digo la verdad: les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Paráclito no vendrá a ustedes. Pero si me voy, se lo enviaré. Y cuando él venga, probará al mundo dónde está el pecado, dónde está la justicia y cuál es el juicio. El pecado está en no haber creído en mí.

La justicia, en que yo me voy al Padre y ustedes ya no me verán. Y el juicio, en que el Príncipe de este mundo ya ha sido condenado.”


Palabra de Dios



 

 


 Monseñor Fernando Maletti Obispo de la Diócesis de Merlo – Moreno

 

Queridos muchachos y chicas, es necesario atravesar la pascua, pasar de la cruz a la gloria, de la ausencia a la soledad a la comunión, el cristianismo es un camino de crecimiento y su dinamismo no puede ser frenado por la tristeza, en estos días estamos preparando ya el corazón para la ascensión del Señor al cielo y para la fiesta de la venida del Espíritu Santo en Pentecostés, por eso el evangelio de hoy nos dice que a la hora de pasar de este mundo al padre, Jesús le dice al mundo: “Ahora me voy al que me envió”


Y esto que se los dice a sus discípulos nos lo dice a todos nosotros, les dice:“Les conviene que yo me vaya, porque si no me voy el paráclito no vendrá a ustedes.”


Hoy celebramos también la fiesta de San Agustín, Obispo, este monje que después fue enviado al papa Gregorio, con el encargo de misionar, este monje San Agustín de Canterbury tuvo muchos frutos porque el se encontró con Dios profundamente, se dejo llevar a conocer el evangelio y una vez que conoció el evangelio lo llevo a otros pueblos y nosotros le pedimos a Dios que los frutos de los grandes misioneros con sus esfuerzos se mantengan con mucha fecundidad en la iglesia, en el pueblo de Dios y entre todos nosotros.


Este tiempo en el que nos preparamos para la ascensión y en el que nos preparamos para nuestra Gran Fiesta del Espíritu Santo, abramos fuerte el corazón para decirle a Dios que sí, para estar abierto aquello que el Espíritu Santo pueda infundir en nuestros corazones de un modo especial para saber que el Espíritu es el que guía, conduce, acompaña a su Iglesia y que el Espíritu es aquel que nos va a dar a todos nosotros la Gracias, el Don que más necesitamos para hacer el bien que queremos y dejar de hacer el mal que no queremos.


Queridos jóvenes, queridos hermanos y hermanas que constantemente anclados en la palabra de Dios podamos dar respuesta a la vida de todos los días, debemos estar muy cerca de Jesús y de la mano de la virgen en esa oración confiada, filial que todos los días debemos hacer al levantarnos, al acostarnos en el medio de distintas actividades para poner siempre nuestras manos en Jesús y yo me animaría a decirles que en estos días previos a Pentecostés, podamos tener muy abierta nuestra mente, nuestro corazón, nuestra voluntad para escuchar la voz de Dios que nos quiere pedir que horizonte queremos darle a nuestras vidas.


Ese horizonte que nos hace felices, cuando decimos que si a lo que Dios nos pide.


Les deseo todo bien, que el Señor los bendiga y los proteja y les de la gracia que más necesiten. Los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.


Amen

 

Oleada Joven