En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo,exclamó: “¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno.Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor”.
María dijo entonces: “Mi alma canta la grandeza del Señor,y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz,porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo!
Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón.Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes.Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías.
Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia,como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre”.
María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.
Palabra de Dios
P. Gustavo Gatto Asesor de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Villa María
¡Hola queridos amigos y amigas de la Oleada Joven!
Hoy celebramos con toda la Iglesia ésta solemnidad, ésta fiesta hermosa de la Asunción de María.
María, en su maternidad es asociada a la cruz de Cristo pero también es asociada a la Victoria de Jesús, a su resurrección. María se convierte para nosotros en ícono, en espejo, en modelo.
En el triunfo de Jesús se da el triunfo de María en cuerpo y alma, toda su persona, toda su humanidad, todo su misterio es exaltado en la gloria del cielo y ese es nuestro destino, el cielo; no solamente el alma sino toda la persona, todo el misterio de lo que somos, también nuestro cuerpo.
Celebrar entonces, la Asunción de María es descubrir que ese es nuestro destino, que toda nuestra persona este gozando eternamente del Señor en un cielo nuevo y en una tierra nueva.
¡Que tengas una buena semana!