Herodes, en efecto, había hecho arrestar y encarcelar a Juan a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, con la que se había casado.Porque Juan decía a Herodes: “No te es lícito tener a la mujer de tu hermano”.
Herodías odiaba a Juan e intentaba matarlo, pero no podía,porque Herodes lo respetaba, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía. Cuando lo oía quedaba perplejo, pero lo escuchaba con gusto.
Un día se presentó la ocasión favorable. Herodes festejaba su cumpleaños, ofreciendo un banquete a sus dignatarios, a sus oficiales y a los notables de Galilea.La hija de Herodías salió a bailar, y agradó tanto a Herodes y a sus convidados, que el rey dijo a la joven: “Pídeme lo que quieras y te lo daré”.Y le aseguró bajo juramento: “Te daré cualquier cosa que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino”.
Ella fue a preguntar a su madre: “¿Qué debo pedirle?”. “La cabeza de Juan el Bautista”, respondió esta.La joven volvió rápidamente adonde estaba el rey y le hizo este pedido: “Quiero que me traigas ahora mismo, sobre una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista”.
El rey se entristeció mucho, pero a causa de su juramento, y por los convidados, no quiso contrariarla.En seguida mandó a un guardia que trajera la cabeza de Juan.El guardia fue a la cárcel y le cortó la cabeza. Después la trajo sobre una bandeja, la entregó a la joven y esta se la dio a su madre.
Cuando los discípulos de Juan lo supieron, fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.
P. Gustavo Gatto Asesor de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Villa María
¡Hola queridos amigos y amigas de la Oleada joven!
Hoy nos encontramos en la celebración del martirio de Juan Bautista, el primo de Jesús, el precursor, aquel que vino a anunciar la llegada del Señor, aquel que viene a ser la voz en el desierto.
El martirio de Juan Bautista nos hace pensar en lo que nos enseñaba Pablo VI, que la evangelización tiene como costo la misma vida del Evangelizador, seguir a Jesús implica el testimonio, implica el martirio.
Debemos pedirle al Señor que nos regale por medio de Juan, la capacidad de jugarnos por la verdad, la capacidad de entregarlo todo en la misión, estar dispuesto a darlo todo, de no negociar, de no transar, de no acomodarnos comodamente al mundo y a sus criterio; En el dialogo permanente sin confrontar pero con claridad los cristianos debemos estar dispuestos a dar la vida.
¡Que tengas una buena semana!