No se puede llevar solo

jueves, 3 de abril de
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La Cruz es aquello que no se puede llevar solo, no se debe llevar solo. Y Simón de Cirene la llevaba así. Por eso Jesús, que lo hacía sostenido en el Espíritu de amor del Padre, se le hace: compañero.

Son muchos los que andan por la vida llevando su Cruz solos. Solos, porque sus compañeros de camino siguen con indiferencia de largo. Solos, la mayoría de las veces, porque no lo ponen a Dios en sus cruces; y una Cruz pelada no es Cristiana. Una Cruz pelada, es simple castigo; sólo con Cristo se vuelve Redención. Una Cruz pelada, no es sino grito desesperado; sólo con Cristo es aliento de esperanza.

Cuando en el camino está la aparente soledad del otro con su Cruz, es Dios mismo quien está ofreciendo a quien se acerque, el alivio de una Cruz COMPARTIDA y dice: “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mi, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.”

Lo cierto es que la Cruz asusta y tomamos distancia; pero basta recordar, que el Crucificado es en realidad nuestro Cireneo, para que vuelva la confianza.


Fuente: javieralbisusj.wordpress.com

 

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