Evangelio según San Lucas 10,1-9

jueves, 25 de enero de
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El Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir.  Y les dijo: “La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha.

¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Al entrar en una casa, digan primero: ‘¡Que descienda la paz sobre esta casa!’. Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes.

Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; curen a sus enfermos y digan a la gente: ‘El Reino de Dios está cerca de ustedes’.”

 

Palabra de Dios

 

 

 

 


P. Nicolás Retes sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires

 

 

 

¡Queridos amigos de Oleada Joven!

Las parábolas que acabamos de escuchar, que nos hablan del reino de los cielos, por el cual Jesús trabaja tanto y que comienza aquí en la tierra, nos muestran de alguna manera estas parábolas, las características que tiene este reino.

 

Por un lado nos muestra, se marca, se pone de manifiesto: LA PACIENCIA que hay que tener para que este reino crezca. ¡NO ES DE GOLPE! pero… los frutos son enormes.

Empieza siendo algo muy pequeño y luego termina bueno, cobijando hasta los pájaros, dice el texto. El tamaño ¿no? Justamente otra de las características , de lo pequeño a lo más grande.

Crece a través del tiempo, nos habla de la idea de un proceso. En definitiva podemos pensar, nuestras propias vidas, este llamado que nos hace el Señor
en la Fe que hemos recibido.¡Que también comienza como una pequeña semillita y que va creciendo hasta dar un fruto abundante!

 

El dinamismo del Reino entonces, crece donde no lo esperamos. Así estemos durmiendo, así estemos despiertos: el Reino sigue adelante.

 

¿Qué es lo importante aquí, entonces en esto de la construcción del Reino de los cielos? Y sin duda, es: No cansarnos de sembrar.

 

Seguir adelante a pesar de las dificultades que se puedan presentar, de los obstáculos. A veces de la falta de esperanza, de los desanimos, el Señor nos invita y nos anima una y otra vez a seguir adelante. A no bajar los brazos, poder distinguir entre el bien y el mal y siempre quedarnos con el bien.

 

Esto hace que el reino de Dios crezca en cada pequeño gesto que vamos realizando.

 

Oleada Joven