Al atardecer de ese mismo día, les dijo: “Crucemos a la otra orilla”. Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya. Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua.
Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal. Lo despertaron y le dijeron: “¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?”. Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: “¡Silencio! ¡Cállate!”. El viento se aplacó y sobrevino una gran calma.
Después les dijo: “¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?”. Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: “¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?”.
Palabra de Dios
P. Gustavo Gatto sacerdote de la Diócesis de Villa maría – Córdoba
Hoy , Jesús le dice a sus discípulos, vamos a la otra orilla y luego nos relata que, el navegar a otra orilla se desata una fuerte tormenta.
Es la invitación que nos sigue haciendo Jesús , a través del Papa Francisco:“Vamos a la otra orilla, ser una Iglesia en salida, salir de la zona de confort.”
Qué difícil ir a la otra orilla, porque sabemos que salimos de la comodidad, de la seguridad y en el navegar nos espera la tormenta pero, el Señor, no se baja de la barca , aunque parece dormido.
Es el desafío que tenemos cada uno de nosotros, salir al encuentro de los demás, salir a las periferias del mundo para anunciar la alegría de la buena noticia. ¡Vamos a la otra orilla! Ese es el desafío que tenemos como comunidad.
¡Que tengas un hermoso fin de semana!