¡Queremos que el 2015 te encuentre listo para comenzarlo con toda la buena onda! Por eso te proponemos algo que es muy simple pero que te ayudará a recibir el nuevo año con un espíritu fortalecido en el Señor.
En algún momentito del día, tomá una hoja y una lápicera, y escogé un lugar silencioso en el que puedas hablar con Jesús. Te proponemos que en oración, escribas en la hoja al menos cinco objetivos que desees alcanzar durante el 2015. Ofrecelos al Señor para que te acompañe en el camino hasta su cumplimiento y te brinde lo necesario para asumir los desafíos con alegría. “No tengas miedo de soñar cosas grandes” (Papa Francisco)
Francisco te invita a que no te le temas al fracaso. Dejá descansar tu corazón en el Señor y confiá en Su amor:
“Quien se ofrece y se entrega a Dios por amor seguramente será fecundo (cf. Jn 15,5). Tal fecundidad es muchas veces invisible, inaferrable, no puede ser contabilizada. Uno sabe bien que su vida dará frutos, pero sin pretender saber cómo, ni dónde, ni cuándo. Tiene la seguridad de que no se pierde ninguno de sus trabajos realizados con amor, no se pierde ninguna de sus preocupaciones sinceras por los demás, no se pierde ningún acto de amor a Dios, no se pierde ningún cansancio generoso, no se pierde ninguna dolorosa paciencia. Todo eso da vueltas por el mundo como una fuerza de vida.
A veces nos parece que nuestra tarea no ha logrado ningún resultado, pero la misión no es un negocio ni un proyecto empresarial, no es tampoco una organización humanitaria, no es un espectáculo para contar cuánta gente asistió gracias a nuestra propaganda; es algo mucho más profundo, que escapa a toda medida. Quizás el Señor toma nuestra entrega para derramar bendiciones en otro lugar del mundo donde nosotros nunca iremos.
El Espíritu Santo obra como quiere, cuando quiere y donde quiere; nosotros nos entregamos pero sin pretender ver resultados llamativos. Sólo sabemos que nuestra entrega es necesaria. Aprendamos a descansar en la ternura de los brazos del Padre en medio de la entrega creativa y generosa. Sigamos adelante, démoslo todo, pero dejemos que sea Él quien haga fecundos nuestros esfuerzos como a Él le parezca.”
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