Cuando Jesús volvía de la región de Tiro, pasó por Sidón y fue hacia el mar de Galilea, atravesando el territorio de la Decápolis. Entonces le presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos. Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua.
Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: “Efatá”, que significa: “Abrete”. Y enseguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente. Jesús les mandó insistentemente que no dijeran nada a nadie, pero cuanto más insistía, ellos más lo proclamaban y, en el colmo de la admiración, decían: “Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos”.
Palabra de Dios
P. Nicolás Retes sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires
Este caso ¡Queridos amigos de Oleada Joven! El texto de la liturgia de hoy, nos presenta a Jesús curando a un sordomudo, con la expresiòn abrete, tanto los oidos y la lengua se ven afectados para bien y este hombre empieza a escuchar y tiene justamente la posibilidad de hablar con su lengua, puede anunciar las maravillas que Dios ha hecho en su vida.
El texto nos expresa la misericordia, el cariño que Dios tiene especialmente con aquellos que están sufriendo que tienen alguna dolencia.
El Señor ¡ama a su pueblo! nos ama entrañablemente a cada uno de nosotros.
Por eso si tenes: Alguna dificultad interior. Tenes algun problema, asi ¡profundo! que le quieras presentar al Señor. Bueno, no tengas miedo….no pienses que no va a ser importante lo que te esta pasando.
Al contrario: Dios nos escucha a todos si le presentamos nuestro problema, nuestra situaciòn, lo que nos ocurre, siempre con fe.
Que el Señor pueda destrabar entonces:Nuestros corazones, para que amemos con intensidad.También nuestros oídos para que podamos escuchar la Palabra de Dios.Y finalmente nuestras lenguas, para que no nos cansemos de anunciarlo a tiempo y a destiempo.