Jesús dijo a los fariseos: “Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes. A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro, que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas.
El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado.
En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. Entonces exclamó: ‘Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan’.
‘Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento. Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí’. El rico contestó: ‘Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento’.Abraham respondió: ‘Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen’.
‘No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán’. Pero Abraham respondió: ‘Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán'”.
Palabra de Dios
P. David Pintos
En este tiempo de Cuaresma que estamos transitando tiene que ser una oportunidad verdadera para cambiar de corazón, para cambiar muchas actitudes egoístas de nuestra parte. La fe naturalmente tiene que llevarnos a salir de nosotros mismos para ir a los demás, la fe nos hace sensibles antes las necesidades, nos moviliza interiormente con mucha fuerza para ayudar y servir. La fe no se encierra en sí mismo, si nuestra fe es cerrada entonces no tenemos una verdadera fe. La fe nos hace mirar hacia los demás y nos mueve a ayudarlos.
Realmente da mucha pena ver a muchos de nosotros, que nos decimos creer y tener fe, estar con los brazos cruzados, cómodos, mientras muchos hermanos que están al lado nuestro sufren necesidades, pudiendo ayudar, no hacemos nada.
Ojalá que está Cuaresma nos despierte; ojalá que en esta Cuaresma nos haga más conscientes y sensibles frente a tantas necesidades y ser un signo concreto de consuelo para muchos hermanos que sufren estando a lado nuestro. Dios nos ayude.