Evangelio según San Lucas 9,18-22

viernes, 27 de septiembre de
image_pdfimage_print

Un día en que Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con él, les preguntó: “¿Quién dice la gente que soy yo?”.Ellos le respondieron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado”.

“Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy yo?”. Pedro, tomando la palabra, respondió: “Tú eres el Mesías de Dios”.

Y él les ordenó terminantemente que no lo dijeran a nadie.“El Hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día”.


Palabra de Dios





P. José Navarro Asesor de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Tucumán



¿Y ustedes quién dicen que soy? Parece que Jesús tuviera una crisis de identidad!!!pero no la respuesta necesitaba una gran sinceridad del corazón de aquel que la respondiese. Y esa sinceridad no hace otra cosa que expresar lo que es Jesús para mí, en definitiva lo que estoy madurando en mi corazón.


Densen cuenta que los discípulos hace ya un tiempo largo que andan detrás de Jesús, y no pueden seguirlo sino es a partir de una fuerte convicción. Jesús quiere que se sinceren a sí mismos y hagan una opción a partir de la verdad que brota del corazón.


Jesús es nuestro amigo y a los amigos se los elige con el corazón y se está con ellos por el amor que uno les tiene. Hoy Jesús te invita a que hagas lo mismo que él: andáte un ratito a rezar, y escucha la pregunta de Jesús: ¿para vos, quién soy? Dejá que fluya tu respuesta desde lo más íntimo de tu corazón.


No se lo sigue a Jesús sino desde el amor de amigos Jesús no se impone, Jesús se ofrece se ofrece en amistad.


Y en este proceso de búsqueda, no estás solo/a, tu comunidad parroquial te ayudará en este proceso, como así también es necesario que te busques a un sacerdote para que te acompañe espiritualmente u otra persona de tu comunidad eclesial, que sientas que tiene la madurez en la fe como para hacerlo.


Pero no dejes de rezar, porque en el silencio de tu corazón el Señor habla y no dejes de lado a nuestra madre la Virgen, porque ella sabe discernir las cosas guardadas en el corazón; sé muy devoto de la Virgen y acudí siempre a ella.


 

Oleada Joven