Evangelio según San Lucas 11,47-54.

jueves, 17 de octubre de
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¡ Ay de ustedes, que construyen los sepulcros de los profetas, a quienes sus mismos padres han matado! Así se convierten en testigos y aprueban los actos de sus padres: ellos los mataron y ustedes les construyen sepulcros.Por eso la Sabiduría de Dios ha dicho: Yo les enviaré profetas y apóstoles: matarán y perseguirán a muchos de ellos.

Así se pedirá cuanta a esta generación de la sangre de todos los profetas, que ha sido derramada desde la creación del mundo: desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que fue asesinado entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que a esta generación se le pedirá cuenta de todo esto.

¡Ay de ustedes, doctores de la Ley, porque se han apoderado de la llave de la ciencia! No han entrado ustedes, y a los que quieren entrar, se lo impiden”.

Cuando Jesús salió de allí, los escribas y los fariseos comenzaron a acosarlo, exigiéndole respuesta sobre muchas cosas y tendiéndole trampas para sorprenderlo en alguna afirmación.


Palabra de Dios




Monseñor Santiago Olivera Obispo de la Diócesis de Cruz del Eje


 

El evangelio que hoy tenemos para meditar y para hacerlo vida en nuestras vidas, continua  lo que ayer meditábamos de las últimas recriminaciones de Jesús contra los Escribas. No contentos estaban ellos con imponer a los demás obligaciones que ellos no cumplían, mantienen la misma actitud con que en tiempos pasados desoyeron y mataban a los profetas, quisieron entrar al reino de Dios. Poseedores de la llave de los juristas no aciertan a franquearse el paso hacia Dios, y lo peor es que cierran la puerta de la salvación a los más sencillos, los más humildes.


 

Este texto del evangelio es sin duda la crítica como Jesús allí hacía, limpian la copa y el plato por fuera pero por dentro están llenos de malicia. Jesús en esta palabra nos invita a poner nuestra confianza y nuestra mirada en él.  Y el conocimiento que vamos teniendo de la ley y de la escritura es para acercarnos al Dios vivo, al Dios verdadero no para obstaculizar esa relación con Dios, ni para nosotros, ni para los demás. 


 

Parecería lógico que esta crítica que el Señor va haciendo, después  que lo escuchan quedan atrapando, acosando como el mismo evangelio cierra, quieren agarrarlo, como encontrarlo, porque la palabra del señor molesta.


 

Pidamos al señor que podamos valorar lo que significa el profetismo; porque el profetismo es una realidad buena, cuando fuimos bautizados fuimos hechos profetas, también fuimos hechos sacerdotes, también reyes constituidos, profeta que anuncia y enuncia, que sabe cómo lo sabía Jesús; que no es fácil la vida de un profeta porque tiene que seguir las directivas del señor, saber que muchas veces la misión se supone difícil, porque no todos quieren escuchar. Por eso pidámosle al señor que nos ayude de verdad a interiorizar la religión, la fe, a hacerla carne en nuestra vida, a transparentarla en nuestra conducta.


Y está crítica que Jesús hace a los escribas a los fariseos nos la haga a nosotros, que nosotros podamos unir nuestro corazón, nuestra vida interior y que eso se trasluzca en nuestras actitudes en nuestros gestos en nuestra vida. Que la fe realmente manifieste con nuestra vida aquello que creemos. Esto es lo que necesita Jesús que nosotros podemos ser, hombres y mujeres, jóvenes, que estamos unidos al señor y lo que vivimos en el corazón es lo que transparentamos con nuestra vida.             

 



 

Oleada Joven