Evangelio según San Lucas 15,1-10.

jueves, 7 de noviembre de
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En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: “No les queda vino.” Jesús le contestó: “Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.” Su madre dijo a los sirvientes: “Hagan todo lo que Él les diga.”


Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo: “Llenen las tinajas de agua.” Y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó: “Saquen ahora y llevenselo al mayordomo.” Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: “Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora.”


Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en Él.


Palabra de Dios





Monseñor Santiago Olivera Obispo de la Diócesis de Cruz del Eje

 

 

El evangelio de hoy de San Juan, es un texto muy lindo donde podemos contemplar a María su modo de obrar, la perfecta discípula, y ver su corazón de madre. Siempre me impresiona, en este texto, ver a la virgen en una fiesta de casamiento junto a Jesús y tener esa mirada atenta ante las necesidades de estos novios, que les faltaba el vino y con todo lo que esto significaba. Y adelanta la hora de su hijo en esa frase que invita a la confianza, “hagan lo que él les diga”, frente a la respuesta de Jesús, que nos va a ti y a mí,  sin embargo con absoluta confianza la madre le dice a los sirvientes “hagan lo él les diga”.


Esta es una frase que para siempre nosotros deberíamos recordar, porque nuestra madre nos invita a escuchar a Jesús a serle oyentes, por lo tanto a tener un corazón, un oído atento a lo que el Señor quiere decirnos. 


Los obispos decíamos, por el motivo de la beatificación del cura Brochero, que la devoción de este cura a la Virgen también lo puso en el estilo y en ese corazón mariano, de ver las necesidades de su pueblo, y nos invitaba también a hacer lo que el Señor nos dice cuando faltan distintas cosas.


En Brochero faltaban caminos, acueductos, escuelas y él se involucraba e invitaba a todos los hombres de su tiempo a ponerse en obra. Nosotros también hoy podríamos ver que nos falta, en nuestra realidad de jóvenes, en nuestra familia, en nuestra comunidad. La virgen nos está recordando que ante cada falta de algo hagamos lo que Jesús nos dice. Cuando falta quizás más diálogo, comprensión, amor, podemos escuchar en la virgen “hagan lo que él les diga”.


Pidamos a María, la perfecta discípula, está madre nuestra, que siempre está con esa mirada y ese corazón atento, que nos dejemos conducir por su hijo Jesús, para lo cual ella ha dicho el sí y para que podamos entonces hacer siempre realidades nuevas, situaciones nuevas, porque ponemos en práctica lo que Jesús nos pide. Que Dios nos bendiga a todos.   


 

Oleada Joven