Refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, dijo también esta parábola:
“Dos hombres subieron al Templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, de pie, oraba así: ‘Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas’.
En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ‘¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!’.
Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado”.
Palabra de Dios
P. Gustavo Gatto sacerdote de la Diócesis de Villa María
Seguimos caminando el tiempo de Cuaresma y compartiendo parábolas del evangelio de Lucas.
El evangelio nos muestra la misericordia de Dios y la actitud necesaria para recibirla.
La parábola conocida como el fariseo y el publicano, que Jesús contó está parábola para algunos que, teniendo la íntima prescincion de ser justos , despreciaban a los demás.
Ya conocemos la parábola, dos hombres van a rezar, uno se cree justo y no sale justificado y el otro siente vergüenza ante Dios de sus propios pecados y ese si sale justificado.
La Cuaresma esos invitación a descubrirnos necesitados de Dios y a no creernos superior en los demás.
“Sólo cuando hacemos experiencia de la propia debilidad podemos ser empaticos , podemos comprender a los demás”.
¡Bendecido fin de semana!