Evangelio según San Juan 13,1-15

miércoles, 28 de marzo de
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Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin.

Durante la Cena, cuando el demonio ya había inspirado a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarlo, sabiendo Jesús que el Padre había puesto todo en sus manos y que él había venido de Dios y volvía a Dios, se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura.

Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura. Cuando se acercó a Simón Pedro, este le dijo: “¿Tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?”. Jesús le respondió: “No puedes comprender ahora lo que estoy haciendo, pero después lo comprenderás”.”No, le dijo Pedro, ¡tú jamás me lavarás los pies a mí!”. Jesús le respondió: “Si yo no te lavo, no podrás compartir mi suerte”. 

 

“Entonces, Señor, le dijo Simón Pedro, ¡no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza!”. Jesús le dijo: “El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque está completamente limpio. Ustedes también están limpios, aunque no todos”. El sabía quién lo iba a entregar, y por eso había dicho: “No todos ustedes están limpios”. Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: “¿comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor; y tienen razón, porque lo soy.

Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes.”

 

Palabra de Dios

 

 

 

 


P. David Pintos 

 

 

 

 

Si ya estamos , comenzamos los días más importantes de nuestra fe y de nuestras vidas. Comenzamos el triduo Pascual, una sola celebración en tres momentos muy importantes.


Hoy jueves comenzamos con el primer momento. Jesús comparte la última cena con sus discípulos, es el último encuentro con sus amigos antes de dar la vida. Es por eso que Jesús está estremecido… Jesús abre su corazón de par en par y nos deja su testamento de amor. Nos da lo mejor de Él, su vida, en la Eucaristía, el Sacerdocio y el ejemplo de la caridad sin límites. Y el Evangelio nos recuerda que todo lo que Jesús hace es porque nos ama Y nos ama hasta el fin, nos ama hasta el extremo. Y así como Él nos ama quiere que nosotros sigamos su ejemplo, que amemos a los demás como Él nos amó.


Por un lado, en estos días, estaría bueno darse un tiempo en la oración ya sea en la Iglesia o ante el crucifijo pensando en el gran amor que Jesús nos tiene. Pero otro lado pensemos en que ese amor no tiene que quedarse guardado, tiene que darse. Y que mejor que trasmitir el amor de Jesús mediante el servicio. Jesús nos dice “ Yo les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes”.


¿Qué hizo Jesús por mi? ¿Qué me manda hacer Jesús? ¿Qué tengo que hacer a los demás?


Por eso contemplemos los misterios que celebramos en estos dias… pero sobre todo lo llevemos a la práctica! Que en estos dias días del Triduo Pascual no nos encuentre estáticos, sino activos haciendo lo que él maestro nos pide.


Que tengan un hermoso Triduo Pascual!!!

 

 

 

Oleada Joven