Evangelio según San Juan 15,26-16,4ª.

lunes, 7 de mayo de
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Dijo Jesús: Cuando venga el Paráclito que yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad que proviene del Padre, él dará testimonio de mí. Y ustedes también dan testimonio, porque están conmigo desde el principio». Les he dicho esto para que no se escandalicen. Serán echados de las sinagogas, más aún, llegará la hora en que los mismos que les den muerte pensarán que tributan culto a Dios. Y los tratarán así porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Les he advertido esto para que cuando llegue esa hora, recuerden que ya lo había dicho.

 

 

 

Palabra del Señor

 

 

 

 

 


 

P. Héctor Lordi, monje benedictino

 

 

 

 

 

 

 

El encargo fundamental a los cristianos es que den testimonio de Jesús. El día de la ascensión Jesús les dijo: «serán mis testigos en Jerusalén y en Samaría y en toda la tierra, hasta el fin del mundo». Y para el momento difícil, de persecución, de sufrimiento, les promete la fuerza de su Espíritu, que van a necesitar para poder dar ese testimonio. Al Espíritu se lo llama «Paráclito», que es una palabra griega que significa defensor, abogado. También se lo llama «Espíritu de la Verdad», que va a dar testimonio de Jesús. Entonces con la ayuda de ese Abogado, que es el Espíritu Santo, podrán dar testimonio en este mundo.

Los seguidores de Jesús siempre tuvieron dificultades, ya desde los comienzos de la iglesia. Los cristianos han sufrido persecuciones, detenciones, azotes, y hasta la muerte. A lo largo de los dos mil años que está la iglesia los cristianos tuvieron que sufrir. Como al Señor lo mataron, a muchos cristianos les pasó lo mismo. Muchos cristianos que denuncian situaciones que van contra la dignidad humana o contra la voluntad de Dios, es lógico que sean odiados y perseguidos. Muchas veces son matados, torturados, y otras veces son desprestigiados o le ponen trabas en su misión. Muchos cristianos terminan mártires. El mártir es el testigo fiel, por ser fiel a Jesús y a su evangelio, pierden la vida. Dar testimonio del Evangelio de Jesús muchas veces lleva al sufrimiento y al martirio.

Contamos con la ayuda del Espíritu Santo, el abogado, el defensor. Con su fuerza podemos permanecer fieles a Cristo en medio de un mundo que a veces se muestra contrario a su Evangelio. El Espíritu Santo nos ayuda a dar testimonio de Cristo en nuestro ambiente, en nuestra familia, en el vecindario, en nuestro trabajo, en la sociedad. Contamos con el Espíritu Santo que viene en ayuda de nuestra debilidad, y nos da fortaleza y valentía para dar testimonio de Jesús. Que Dios nos bendiga y llene nuestras vidas de paz y de alegría, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén.

 

Oleada Joven