Evangelio según San Marcos 9,38-40

martes, 22 de mayo de
image_pdfimage_print

Juan le dijo a Jesús: “Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros”. Pero Jesús les dijo: “No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí. Y el que no está contra nosotros, está con nosotros.

 

Palabra de Dios

 

 

 

 

 


P. Matías Burgui, sacerdote de la Arquidiócesis de Bahía Blanca

 

 

 


En el evangelio de hoy, Marcos 9, del 38 al 40, estamos meditando la situación con la que se encuentra el Señor. Hay personas que expulsan demonios en su nombre y no son de los que él llamó especialmente, no son los del grupo de Jesús. Sin embargo, el Espíritu de Dios actuaba también en ellos. A los discípulos, que caminan junto a Jesús, les cuesta entender y vivir la vida que Él propone, les cuesta aceptar y entender que el Espíritu de Jesús sopla cómo y dónde quiere.


Lo primero que quiero decirte es lo importante que es expulsar demonios. Y con esto nos referimos a no tener miedo. Vos fíjate cuántas cosas nos producen miedo en nuestro día a día, cuánto tiempo uno invierte pensando en eso y a veces parecemos una religión del miedo: “¡Cuidado! Dios te va a castigar”, y dejamos que esa sea la frase protagonista, todo está mal, todo es pecado. Y nos acercamos a Dios tal vez por miedo. Hay gente que le tiene miedo y pánico al diablo. Pero lo más importante es confiar en Dios, conocerlo a él, descubrirlo vivo y presente. Nos falta a los cristianos reconocer el amor de Dios, que nos cuida, que nos protege. Por eso hoy saná tus miedos confiando en Dios, así que andá a la Eucaristía, arrodillate, contá con la Palabra, volvé a los sacramentos, rezá como hijo. El secreto está en acercarte a Dios.


Jesús les dice otra novedad que es buena noticia: “El que no está contra nosotros, está con nosotros”. Después de tantos siglos nos sigue pasando lo mismo, seguimos polarizados, seguimos siendo celosos, nos cuesta entender el obrar de Dios y a veces enjaulamos al Espíritu Santo. Esto nos deja en claro hoy el Señor. Hay que trabajar por la unidad, por no dejar que la división vaya ganando terreno en tu vida de fe. Por eso es importante pedir la gracia del discernimiento. Acordate, nadie puede hacer un milagro en el nombre de Jesús y luego hablar mal de él. Por los frutos los reconocerán dice el Señor. Cuánto tiempo y situaciones perdidas en enfrentamientos. Hay que valorar a la gente que suma, que cree en Jesucristo, aunque piense distinto que vos. Cuántas realidades en nuestras comunidades y en nuestra sociedad cambiarían, si nos dejáramos formar por el Espíritu de Jesús, mirando y agradeciendo todo lo que Él obra por fuera de nuestros grupos o instituciones. Pidamos al Señor la gracia de la unidad y de reconocer su paso en todo lo que vemos.


Que tengas un buen día y que la bendición de Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, te acompañen siempre. Amén.

 

Oleada Joven