Las locuras de Jesús

martes, 1 de octubre de
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Él sabe que hay más dicha en dar que en recibir. Sólo tenemos el breve instante de la vida para dar a Dios…, y Él se apresta ya a decir: «Ahora me toca a Mí…» ¡Qué dicha sufrir por quien nos ama hasta la locura y pasar por locas a los ojos del mundo! Se juzga a los demás por uno mismo, y, como el mundo es insensato, ¡piensa naturalmente que las insensatas somos nosotras…!

 

Pero, a fin de cuentas, no somos nosotras las primeras: [2rº] el único crimen que Herodes echó en cara a Jesús fue el de estar loco (4), ¡y yo pienso como  Él…! Sí, fue una verdadera locura venir a buscar a los pobres corazoncitos de los mortales para convertirlos en sus tronos. Él, el Rey de la gloria, que se sienta sobre los querubines… Él, cuya presencia no pueden contener los cielos… Nuestro Amado tenía que estar loco para venir a la tierra a buscar a los pecadores para hacer de ellos sus amigos, sus íntimos, sus semejantes. ¡Él, que era perfectamente feliz con las otras dos personas de la Trinidad, dignas de adoración…!

 

Nosotras no podremos nunca hacer por Él las locuras que Él hizo por nosotras, y nuestras acciones no merecerán nunca ese nombre, porque no son sino hechos muy razonables y muy por debajo de lo que nuestro amor quisiera realizar. Es, pues, el mundo el insensato, pues ignora lo que Jesús hizo por salvarlo; es Él el acaparador que seduce a las almas y las lleva a fuentes sin agua…

 

Fuente: Obras Completas Teresa de Lisieux – Cta 169 A Celina

 

Oleada Joven