La Esperanza

miércoles, 16 de octubre de
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Eternamente joven, eternamente pura.
Eternamente fresca, eternamente fluida, eternamente viva.
De dónde toma esta criatura tanta agua pura, tanta agua clara.
Tanto caudal, tanta corriente.
¿Acaso lo crea ella? ¿Constantemente?
–No –dice Dios–. Sólo yo creo.
–Entonces, de dónde toma tanta agua.
Para esta fuente viva.
Cómo es posible que esta fuente eterna mane eternamente.
Que este manantial eterno corra eternamente.
Algún secreto ha de encerrar. Algún misterio.

Para que a esta fuente no la enturbien eternamente las fuertes y densas lluvias del otoño.
Para que no la agoten eternamente los ardientes ardores de julio.
–Buenas gentes –dice Dios–, no es tan difícil.
El misterio no es tan complicado, su secreto no es tan difícil.
Si hubiera querido formar manantiales puros con agua pura, manantiales de agua pura, nunca habría hallado suficiente en toda mi Creación.
Porque no hay suficiente.
Pero son precisamente las aguas malas con las que forma manantiales de agua pura.
Y por eso nunca falta.

Y por eso también es la esperanza.

Entonces cómo se las ingenia para hacer agua pura con aguas malas,
agua joven con agua vieja,

días jóvenes con días viejos.
Agua nueva con agua usada.

Fuentes del agua vieja.
Almas frescas con almas viejas.

Fuentes de alma con el alma vieja.
Agua fresca con agua tibia.

Ay del que sea tibio.

Mañanas jóvenes con noches viejas.
Almas claras con almas turbias.

Agua clara con agua turbia.
Agua, almas niñas con almas gastadas.

Almas que se levantan con almas que se acuestan.
Almas que manan con almas estancadas.

Cómo lo consigue, cómo se las ingenia,
ése es, hijos míos, mi secreto.
Porque yo soy su Padre.

Almas nuevas con almas ya usadas
Días nuevos con días ya usados.

Almas transparentes con almas turbias.
Almas que se levantan con almas que se acuestan.
Días transparentes con días turbios.

Si fuese con días transparentes con los que hace días transparentes.
Si fuese con las almas, con el agua clara con la que hace fuentes.
Con agua clara con la que hace agua clara.
Si fuese con el alma pura con la que hace agua pura,
entonces no sería difícil. Todo el mundo podría hacer lo mismo. Y no habría secreto.

Pero es con un agua impura, un agua envejecida, un agua cualquiera.
Pero es con un alma impura con la que hace un alma pura y es el más hermoso secreto que existe en el jardín del mundo.


Charles Péguy

 

 

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