El quinto Evangelio

jueves, 24 de octubre de
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La Palabra de Dios, que es siempre la luz que debe iluminar el camino de los creyentes, debe ser acogida en la mente, anunciada con la voz, conservada en el corazón. Todo esto debe recordarnos que debemos empeñarnos en comprender la Palabra de Dios con atención e iluminada inteligencia. Esta debe ser anunciada y proclamada por todo cristiano, porque la evangelización es un deber de todos los bautizados. Debe ser amada y custodiada en el corazón para convertirse después en norma de vida.

 

Todos somos invitados a examinarnos de cómo acogemos el Evangelio, de cómo nos comprometemos en el anuncio de este mensaje, de cómo conformamos nuestra vida a sus indicaciones. Somos llamados a ser un “Evangelio ilustrado”, “el quinto Evangelio”, no escrito con tinta, sino con nuestra propia vida. Acojamos con la mente, anunciemos con los labios, conservemos en el corazón, el tesoro de la Palabra y, a lo largo de este camino, confiémonos al Señor para ser reflejo de la verdadera luz en medio de las tinieblas del mundo de hoy.

Autor: Padre Antonio, monje en el Monasterio de San Benito de Monte Subiaco (Italia)

Fuente: aleteia.org Texto completo

 

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