La imagen contraria a lo que es una posada es el seno de una madre.En él se da lugar, y de modo privilegiado, a la espera.Es más, se deja ocupar por otra presencia.Y todo él se dispone en función de la espera que en ese lugar se gesta.Allí hay tiempo, hay calor, hay acogida y ternura, hay cuidado y alimento.
En la posada, en cambio, no hay lugar ni para la vida que se gesta, ni para aquella que llega a su término.En realidad, no hay lugar para ninguno que llegue queriendo alojar una esperanza.Allí nunca se alojó la esperanza. Allí sólo se hospeda lo calculable, y se cierra la puerta a toda sorpresa que la espera pueda traer.
Por ello se violentan los tiempos: el tiempo de la espera; el tiempo que las cosas necesitan para gestarse.Todo debe darse ya, todo tiene que ser ya.De ahí que sufra la pobreza de lo inmaduro de lo que no esperó su tiempo, o no llegó a su término.
Y es allí, a donde viene Dios a llamar.
Asómate… pues y verás una madre con su seno repleto de espera.Asómate… y verás que puedes imitarla abriéndote a la vida.Asómate… y verás fuera de tu propio cerrazón, qué poco espacio hace falta para hospedar la esperanza.
Mira, la Vida está a la puerta, y es la tuya.
Un nuevo comienzo quiere ocurrir dentro de ti como otro nacimiento, si le abres un espacio.Hazle sitio. Y por más noche que parezca, la luz de un nuevo día, asomará por tu puerta.
Fuente: javieralbisusj.wordpress.com/ Autor: Javier Albisu sj