Otra parábola les propuso, diciendo: «El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo. Pero, mientras su gente dormía, vino su enemigo, sembró encima cizaña entre el trigo, y se fue. Cuando brotó la hierba y produjo fruto, apareció entonces también la cizaña. Los siervos del amo se acercaron a decirle: “Señor, ¿no sembraste semilla buena en tu campo? ¿Cómo es que tiene cizaña?” El les contestó: “Algún enemigo ha hecho esto.” Dícenle los siervos: “¿Quieres, pues, que vayamos a recogerla?” Díceles: “No, no sea que, al recoger la cizaña, arranquéis a la vez el trigo. Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega. Y al tiempo de la siega, diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo recogedlo en mi granero.”»
Palabra de Dios
P. Gustavo Gatto sacerdote de la Diócesis de Villa María, Córdoba
En el evangelio de hoy nos encontramos con la parábola conocida como “El trigo y la cisaña”.
La que Jesús de un modo sencillo pero muy profundo, intenta explicarnos el místerio de la convivencia del bien y del mal en nuestro corazón y Enel mundo.
En nuestro corazón es el terreno donde Dios siembra la buena semilla del bien en su Reino y donde el mal espíritu del mundo y a veces nosotros mismo vamos sembrando la semilla del mal.
Experimentamos en nuestro corazón, que somos capaces de cosas hermosas y que somos tambien capaces de pensamientos , acciones que muchas veces nos da vergüenza.
Está parábola , nos anuncia la paciencia de Dios con nosotros.
Dios tiene paciencia y aunque no quiera al mal, lo tolera y como un Padre nos va acompañando para que podamos descubrir que es necesario convertinos e ir arrancando con la gracia de Dios.
Nos aferramos a esa paciencia misericordiosa y en la esperanza le pedimos a Dios cada día convertirnos.