Toda fiesta lleva su tiempo de preparación. Desde pensar el lugar, los invitados, el menú hasta los detalles de último momento. En las fiestas relacionadas con la fe sucede algo semejante. Se acerca la Navidad y nos preparamos como Iglesia-familia de Dios para ese acontecimiento tan importante. Te invito a que nos preparemos con tiempo, sin dejar lo más importante de lado, o para el final y a las apuradas.