¡Dios mío! Te ofrezco todas
mis acciones de hoy,
según las intenciones
del Sagrado Corazón de Jesús,
y sólo para su gloria.
Quiero santificar los latidos de mi corazón,
mis pensamientos y mis obras,
por más insignificantes que sean,
uniéndolas a tus méritos
infinitos, y para reparar mis faltas,
arrojándolas en la inmensa
hoguera de tu Amor Misericordioso.
¡Dios mío! te pido para mí y para
mis seres queridos, la gracia
de cumplir, con toda perfección,
tu santa voluntad y aceptar,
por tu amor, las alegrías
y las penas de esta vida pasajera,
para que un día estemos reunidos
en el Cielo por toda la eternidad.
¡Amén!
Santa Teresita de Lisieux