¡Háblales de Adviento!

viernes, 25 de noviembre de

 

Una sensación rara me recorre el cuerpo. 

Cada palabra tiene su tiempo. 

No es tiempo de palabras de Adviento 

para los que están satisfechos de la vida, 

creen estarlo. 

Hay palabras que no se entienden más que a su tiempo:

después de mucho tiempo,

después de muchas palabras,

después de mucho vacío,

después de mucho andar fuera de camino,

después de mucha dureza de corazón,

después de haber adorado muchos dioses,

después de haber esperado y desesperado,

después de ver las manos vacías…

 

 

Sigo caminando… 

Sigo reflexionando… 

Aprendo la lección:

Dios no se impone,

Dios llega,

Dios es siempre fruto maduro,

Dios abre la puerta,

después de haber cerrado nosotros muchas puertas,

Dios no tiene prisa.

Dios nos visita después de la locura y el terremoto.

Dios necesita profetas de gritos silenciosos,

de palabras como espadas,

de gestos significativos.

Sigo caminando… 

Sigo reflexionando… 

Aprendo la lección:

Ardo en ganas de algo que no puedo, 

de algo que me supera.

Ardo en ganas de palabras inaudibles.

Ardo en ganas de lo imposible…

Dios seguirá siendo un desconocido para muchos.

Dios será reconocido sólo por pocos.

Dios se toma su tiempo para llegar…

Y yo gritando:

«¡Estad preparados y prestad atención!»

¡Dios anda suelto, Dios anda por ahí, Dios viene!

¿Para qué gritar?

Una voz me dijo:

Para que estés preparado tú.

Para que le acojas tú,

Para que le escuches tú.

                               

                                           

Fuente: mercedariasmisionerasdeberriz.net  – Pregón de Adviento de Álvaro Ginel

 

Oleada Joven