Hoy Señor, es día para volver la mirada
a tantos con los que comparto la vida.
Te doy gracias, por ellos,
mis amigos, mis familiares,
profesores y compañeros,
los que tantas veces me han cargado sobre sí.
Te agradezco por las veces que expermenté el cansancio y el desgano,
y ahí hubo alguien que me cargó sobre sus hombros.
Gracias por esas personas que me acercaron a Vos Señor,
cuando menos lo esperaba y cuando no podía acercarme por mis propios medios.
Gracias Señor por mis amigos,
por las charlas, los encuentros y las alegrías compartidas
que me ayudaron a ponerme de pie.
Gracias por sanarme, Señor, por renovar mis fuerzas,
por invitarme a construir el reino,
acercándo a otros a tus pies.
Gracias por el cansancio y la ofrenda de tantos,
para que yo pueda caminar y ser feliz.
De nuestra redacción
Milagros Rodón