Acompañar no es guiar. Acompañar es saber estar, es caminar a la par, saberse hermano en la búsqueda. Es ser testigos y partícipes del Misterio.
Para acompañar solo hace falta una cosa: Ser consciente de la propia fragilidad y haber experimentado la misericordia de Dios Padre. Solo eso basta. Somos pecadores que han sido llamados a servir.
Acompañar es servir y servir es aprender a amar al modo de quien se hizo servidor de todos por amor. Al modo de Jesús.
Acompañar es regalo y es responsabilidad, es invitación y respuesta Es despojarse para recibir Es aprender a gustar la gratuidad Es también reconocer la necesidad de dejarnos acompañar. Es sabernos prescindibles Es sostener la esperanza cuando la vida pesa Es saber ver semillas de Vida que luchan por crecer en los corazones de quienes acompañamos Es animar a otros a crecer en libertad Es luchar con nuestro ego para que siempre venza en nuestro interior la voluntad de Dios Es dejarnos guiar y habitar por su Espíritu Es sabernos llamados a compartir lo que se nos ha dado Es darnos,es darTe, es amarTe. Y cautivados por tu Misterio, seguirTe Allí donde tu Espíritu nos quiera llevar.
Acompañar y dejarnos acompañar es un modo de vivir en fraternidad, hermanos en tu búsqueda y en tu Encuentro.