Evangelio según San Marcos 2,1-12

viernes, 13 de enero de
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Jesús volvió a Cafarnaún y se difundió la noticia de que estaba en la casa. Se reunió tanta gente, que no había más lugar ni siquiera delante de la puerta, y él les anunciaba la Palabra. 

 

Le trajeron entonces a un paralítico, llevándolo entre cuatro hombres. Y como no podían acercarlo a él, a causa de la multitud, levantaron el techo sobre el lugar donde Jesús estaba, y haciendo un agujero descolgaron la camilla con el paralítico. 

 

Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: “Hijo, tus pecados te son perdonados”. 

 

Unos escribas que estaban sentados allí pensaban en su interior: “¿Qué está diciendo este hombre? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?” 

 

Jesús, advirtiendo en seguida que pensaban así, les dijo: “¿Qué están pensando? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: ‘Tus pecados te son perdonados’, o ‘Levántate, toma tu camilla y camina’? 

 

Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados  -dijo al paralítico- yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”. 

 

El se levantó en seguida, tomó su camilla y salió a la vista de todos. La gente quedó asombrada y glorificaba a Dios, diciendo: “Nunca hemos visto nada igual”. 

 

Palabra de Dios

 


 

P. Nicolás Retes  sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires

 

“El Hijo del hombre tiene poder para perdonar los pecados” y de eso trata el Evangelio de hoy con ese gran milagro que realiza Jesús: un paralítico, un hombre que hace mucho tiempo no podía utilizar sus extremidades, frente al llamado de Jesús de “levántate, toma tu camilla y camina” se ve posibilitado de volver a usar nuevamente sus miembros, sus extremidades y esto no hace referencia solamente a lo físico, el poder que tiene Cristo para salvarnos llega a lo profundo de nuestra existencia, de nuestro corazón, por eso ser mirado con ternura, con misericordia por parte de Dios, ser sanados, ser elevados por Su gracia nos prepara, nos capacita para una nueva tarea, para una nueva misión en la vida: anunciar la misericordia que Dios ha tenido con nosotros, es el ejemplo más vivo que podemos dar.

 

Yo me imagino que si cada uno de nosotros ve lo profundo de su corazón y revisa su historia personal va a encontrar muchos momentos en los cuales la Gracia de Dios ha pasado por nuestra vida y nos ha cambiado, nos ha convertido, nos ha ayudado a ser mejores personas, nos ha dado una nueva Esperanza.

 

 

Pidamosle al Señor, al rey de la vida que cambie nuestras existencias, que nos ayude a no quedarnos estancados en viejas estructuras que no hacen otra cosa que apagar la fuerza del espíritu en nosotros.

 

 

El hijo del hombre tiene poder para cambiar nuestra vida , si creemos en El todo es posible.

 

 

Oleada Joven