Jesús salió nuevamente a la orilla del mar; toda la gente acudía allí, y él les enseñaba.
Al pasar vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. El se levantó y lo siguió.
Mientras Jesús estaba comiendo en su casa, muchos publicanos y pecadores se sentaron a comer con él y sus discípulos; porque eran muchos los que lo seguían.
Los escribas del grupo de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a los discípulos: “¿Por qué come con publicanos y pecadores?”.
Jesús, que había oído, les dijo: “No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”.
Palabra de Dios
P. Gustavo Gatto sacerdote de la Diócesis de Villa María
El año de la misericordia ya terminó, pero no se han cerrado las puertas de la misericordia de Dios y estamos invitados permanentemente a sumergirnos en este misterio de Dios que perdona y que ama incondicionalmente.
El evangelio de hoy nos muestra a este Jesús que tiene predilección por los pecadores, que llama a Leví mientras está en la mesa de recaudación de impuestos, que comparte su vida con los peores, con los excluídos y con quienes nadie se quieren juntar. Y también revela el corazón cerrado de los fariseos que cuestiona y Jesús que sentencia “no son los sanos los que tienen necesidad de médicos sino los enfermos, yo no he venido a llamar a los justos sino a los pecadores”. Como decía un porgrama de televisión hace muchos años, “¿Y vos de qué lados estás?”.
Que tengan un lindo fin de semana.