Se acercaron a Jesús los discípulos de Juan y le dijeron: “¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?”. Jesús les respondió: “¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.
Palabra de Dios
P. Nicolás Retes sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires
En la tradición de la Iglesia católica, el ayuno siempre ha sido una herramienta que nos permite acercarnos más a Dios.
Privarnos de algún alimento, de algún bien nos ayuda a crecer, en el seguimiento de Jesús y dispone nuestra alma, a nuestro espíritu para poder rezar con mayor facilidad y poder entrar realmente en contacto con Jesús.
En este tiempo de cuaresma, es fundamental el tema del ayuno. Cada vez que hablamos de ayuno, es importante tener en cuenta con que espíritu se hace el ayuno, que es lo que nos mueve a ayunar.
Si es buscarnos a nosotros mismos o definitiva buscar realmente ese profundo encuentro con el Señor.
Considerar al ayudo, justamente como medio para llegar a Dios, es algo valido, algo importante. Ahora, cuando el ayuno se transforma simplemente en el fin, ayunamos por ayunar o para cumplir, no tiene ningún sentido.
El verdadero valor del ayuno es que nos acerque a Dios. Y justamente el texto del evangelio que acabamos de escuchar, queridos jóvenes, de San Mateo, nos hablaba de eso, teniéndolo a Jesús, que lo tenían los discípulos, allí, frente a ellos, que sentido tenía ayunar, ya estaban en la presencia de Dios.
Nosotros, que lo tenemos presente sacramentalmente, a través de la Fe a Jesús, Tiene mucho sentido el ayuno que realizamos, porque sin duda nos acerca y en lo profundo de nuestros corazones, se genera esa nostalgia de la presencia de Dios, saber que lo tenemos sacramentalmente pero que, aún todavía no lo podemos ver cara a cara, eso será sin duda en el cielo.
Y este ayuno, de algún modo nos recuerda, nos hace presentes nuestra realidad humana, que es estar separados de Dios, no poder estar todavía en su presencia.
Lo tenemos, pero todavía no. Ese famoso “Ya, pero todavía no”.
Pidamos en este tiempo de cuaresma al Señor, la Gracia de poder valernos de todas las herramientas, que nos regala la Iglesia católica para CRECER en el seguimiento de Jesús, el ayuno es una de ella, pero no olvidemos la caridad, la oración, no olvidemos compartir con los que más necesitan.
Pidamos la Gracia de poder salir entonces del propio egoísmo, cuando uno ayuna toma conciencia de esto. Que María , nuestra madre nos siga cuidando.