Evangelio según San Mateo 21,33-43.45-46

jueves, 16 de marzo de
image_pdfimage_print

Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:«Escuchen otra parábola: Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero.

 

Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos. Pero los viñadores se apoderaron de ellos, y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo apedrearon.

 

El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número que los primeros, pero los trataron de la misma manera. Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: “Respetarán a mi hijo”. Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: “Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia”. Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el dueño, ¿qué les parece que hará con aquellos viñadores?».

 

Le respondieron: «Acabará con esos miserables y arrendará la viña a otros, que le entregarán el fruto a su debido tiempo.» Jesús agregó: «¿No han leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos? Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos.»

 

Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír estas parábolas, comprendieron que se refería a ellos. Entonces buscaron el modo de detenerlo, pero temían a la multitud, que lo consideraba un profeta.

 

Palabra de Dios

 

 

 

 

Queridos amigos de Oleada Joven, el evangelio de este Viernes segundo de cuaresma nos presenta esa necesidad, ese deseo que pareciera tener todo ser humano en su corazón, que es la búsqueda del poder ¿No?


¡Para que nos cuidemos de esto!


Primero para que nos conozcamos, porque existe en todos nuestros corazones, esa búsqueda y a veces, oculta de poder, que muchas veces nos puede manejar, si nosotros realmente, no rezamos, no ponemos en manos de Dios.


Esa búsqueda que presenta el evangelio a través de: “Una viña” y a través de estos servidores que más que servidores querían ser propietarios, querían ser HEREDEROS de esa viña, terminan matando a quien estaba a cargo y luego, cuando el dueño envía a su propio hijo, tampoco lo respetan y sucede lo mismo. Muestra un poco también la histeria de la humanidad.


El envio que hace Dios Padre de su propio Hijo Jesucristo y como los hombres no lo respetamos a Jesús.


Como no tomamos conciencia de quien era. ¡Cómo no lo reconocimos!


Bajo la figura de estos viñadores, también podemos encontrarnos nosotros, que en el fondo buscamos el Reino de Dios, de hecho, el reino de Dios ya crece por el bautismo en nuestros corazones.


Pero no podemos cruzar nuestros brazos, porque si nos dejamos estar, comienza a crecer cizaña también en nuestros corazones, el mal toma también su lugar.


Por eso esa búsqueda oculta de poder, de querer APODERARNOS, de querer ser los dueños de la viña, eso no podemos dejar que ocurra.


Al contrario, cuando surgan estos sentimientos que pueden, a cualquiera le pueden ocurrir, ES IMPORTANTE REZAR, ofrecérselos a Dios, ponerlos en manos de Él, para que nos cambie ese deseo por algo que realmente vale la pena: SER HEREDEROS, HEREDEROS DEL REINO.


No es lo mismo ser dueños, que herederos, aquí el único dueño es El Padre, El Padre que a través de su Hijo amado Jesucristo, nos invita a ser hijos, hijos en el Hijo. A ser herederos también de este reino.


Por eso la piedra angular es Jesucristo siempre y al no reconocerlo a Él, es imposible heredar el reino de los cielos.


Pidamos entonces la Gracia de una verdadera conversión en este tiempo de cuaresma, que nuestros corazones jóvenes no se queden entonces aturdidos por esa búsqueda del poder, por esa búsqueda de aquello que no nos sana, que no nos hace bien, al contrario, la verdadera búsqueda sea, el bien de los demás, sea buscar el reino de Dios y por lo tanto, al buscarlo a Jesús, nos vamos a encontrar a nosotros mismos.


Que el señor nos regale entonces una verdadera conversión y una vida plena en este tiempo de cuaresma.

 

Radio Maria Argentina