Al llegar a su pueblo, se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal manera que todos estaban maravillados. “¿De dónde le viene, decían, esta sabiduría y ese poder de hacer milagros? ¿No es este el hijo del carpintero? ¿Su madre no es la que llaman María? ¿Y no son hermanos suyos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Y acaso no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde le vendrá todo esto?”.
Y Jesús era para ellos un motivo de tropiezo. Entonces les dijo: “Un profeta es despreciado solamente en su pueblo y en su familia”.
Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la falta de fe de esa gente.
Palabra de Dios
P. Nicolás Retes sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires
El evangelio de hoy, pone como centro: la Fe. Esta Fe recibida, Jesús termina diciendo como última frase de este texto que acabamos de escuchar: “la falta de fe de esa gente”.
Y si, es importante tomar conciencia a la Luz del evangelio que recién escuchamos como el Señor nos ha regalado la Fe. Esa Fe que nos sostiene en los momentos difíciles, en los momentos de crisis, en los momentos de duda, y también por supuesto en los momentos cotidianos de cada día de alegría.
Nos invita entonces esta Fe a seguir caminando, A VIVIR DE ELLA y también contagiarla aquellos que la han perdido o aquellos que no conocen a Jesús.
Seamos también agradecidos con aquellas personas que nos han transmitido la Fe, como pueden ser nuestros abuelos, nuestros padres, la comunidad cristiana, la Iglesia, nuestra parroquia, pidamos por cada uno de ellos y sigamos contagiando la Fe recibida a todos nuestros hermanos.