Evangelio según San Lucas 10,1-9

martes, 17 de octubre de
image_pdfimage_print

El Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir. 

 

Y les dijo: “La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha.  ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino. 

 

Al entrar en una casa, digan primero: ‘¡Que descienda la paz sobre esta casa!’.  Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes. Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; 
curen a sus enfermos y digan a la gente: ‘El Reino de Dios está cerca de ustedes’.” 

 

Palabra de Dios

 


 

P. David Pintos sacerdote de la Diócesis de San Ramón de la Nueva orán 

 

 

Estamos en este mes de Octubre donde rezamos especialmente por las misiones. Muchas personas por todo el mundo, por todos los rincones llevando la buena noticia, llevando a Jesús a tantos lugares y personas que lo necesitan. Tantísimos misioneros que incansablemente hacen presente el Reino de Dios. Todos ellos acogieron la llamada de Jesús que los envía para que vayan, y ellos le dijeron que “Si”… y les aseguro que son las personas más felices por hacer esto.

 

Para muchas personas este pasaje del Evangelio, no es cualquier pasaje, es un pasaje que cala muy hondo en sus corazones, porque marca un antes y un después en sus vidas. Desde ese momento que escucharon el llamado del Señor que los invitaba a salir de sí mismo para ir hacia los demás, para “ir a los lugares donde él debía ir” y decir a todos “El Reino de Dios está cerca de ustedes”. Y así lo hicieron y lo siguen haciendo… sin miedo a nada transmiten la presencia de Dios a todos y construyen su Reino.

 

Gracia queridos misioneros por tanto amor demostrado, gracias por tanta pasión y creatividad, gracias por dejarlo todo e ir tras el llamado del Señor, gracias por llevar la paz a tantos hogares, gracias por llevar la sanación a tantos enfermos, consolación y esperanzas.

 

Recemos mucho, sostengamos con nuestras oraciones a todos los misioneros. Y no nos olvidemos que también que cada uno de nosotros también es misionero.  Que tengan un hermosa jornada bendecida.

 

Oleada Joven